
La imaginación erótica y el deseo sexual
La vida sexual, tambien tiene un lugar esencial en la mente: El sexo propiamente dicho no sería nada sin la imaginación erótica, las fantasías y la seducción.
Los mecanismos que determinan el deseo son los mismos tanto para el hombre, como para la mujer. Se distinguen tres fases:
La primera fase es externa. Es la fase de la excitación, que puede ser provocada por un gran número de estímulos (visuales, del tacto, auditivos, olfativos, intelectuales), por fantasías o otras situaciones particulares. Se sabe, por ejemplo, que el olfato desempeña un papel muy importante en los animales y seres humanos. En el caso del hombre los estímulos son más bien visuales, lo que explica la importancia de la apariencia y la ropa en el caso de la mujer (pelo, barra de labios, maquillaje, lencería, ropa para estar a la moda, etc…), que, consciente o inconscientemente, representan estímulos sexuales.
La segunda fase es interna y ocurre a nivel cerebral donde se encuentran las hormonas reguladoras del impulso o deseo sexual. Éstas son liberadas como respuesta a un estímulo externo. El proceso de su liberación se acompana de la transmisión de señales desde el cerebro a otras partes del cuerpo mediante el sistema nervioso y se traduce en modificaciones físicas provocadas por el deseo como por ejemplo la erección.
La tercera fase es la de satisfacción del deseo o fase del placer. El placer es la sensación obtenida al satisfacer el deseo.
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