
Sexo: Cinco mitos
El sexo genera deseo, curiosidad, preguntas e inevitablemente muchos mitos. Te despejamos cinco de los más comunes:
Mito 1: Tener fantasías sexuales puede llegar a arruinar mi matrimonio.
Por el contrario, son beneficiosas pues elevan la estimulación y el placer. Expresarlas es una forma de comunicar nuestros deseos sexuales aun cuando no necesariamente nos animemos a ejecutarlos.
Esto no significa que desees realizar lo que digas en la vida real. Pero es parte del placer erótico y proporciona gran excitación entre los dos.
Las fantasías compartidas con la pareja resultan enriquecedoras, además pueden desarrollarse como juegos escénicos para revitalizar la vida sexual entre ambos.
Mito 2: Es cierto que el punto G no existe
El médico alemán Gräfenberg (de su apellido deriva el término punto G) detectó una pequeña zona más rugosa ubicada en la pared interior de la vagina. Al tacto se nota como un área elevada, con mayor sensibilidad erógena. Frotando este punto puede sentirse como un pequeño poroto esponjoso que a veces se hincha hasta alcanzar el tamaño de una moneda. La estimulación de este punto genera un orgasmo más profundo y Gräfenberg descubrió que algunas mujeres expulsan un líquido claro y transparente en ese preciso instante.
Mito 3: Sólo los hombres tienen orgasmos
El orgasmo es un momento extraordinario del acto sexual. Es el instante en que se produce un desahogo sexual con movimientos placenteros, espontáneos e involuntarios en todo el cuerpo. Durante el orgasmo percibes una sensación de placer, la temperatura sube y tu respiración se agita. La zona vaginal comienza a contraerse y a latir. Se experimenta un incremento en la lubricación vaginal, que puede variar según cada mujer. Posteriormente al orgasmo, el cuerpo se relaja con una maravillosa sensación de satisfacción y de ligero cansancio.
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