
Sexo: Eyaculación precoz
Aunque se trate de un problema que en teoría afecte a los hombres de forma exclusiva, en la práctica es un problema común que afecta a parejas de todas partes del mundo. El escenario: tras minutos de besos y caricias apasionadas que prometen una noche de orgasmos compartidos, él se acerca rápidamente a su límite de placer y sin que pueda hacer nada al respecto ha eyaculado cuando ella recién estaba comenzando.
No se trata de buscar culpables, ni él es “un mal amante” ni ella “lo excita demasiado”. La eyaculación precoz es un problema común. Fisiológicamente la tasa de excitación es bien variable, pero en términos generales ellas toman más tiempo en lograrlo. Por ende el paso inicial para contrarrestar la eyaculación precoz es invertir una buena cantidad de tiempo en los juegos previos. De esta manera se asegura que ella esté lista para alcanzar su orgasmo, que además pocas veces sucede sólo a través de penetración.
Es importante que él explore, conozca y aprenda a manejar sus propios niveles de excitación. La exploración de su propio cuerpo, la masturbación consciente y los juegos medidos con la pareja son una buena forma de conocer los límites.
Ser consciente de su propia respiración es básico para entender y manejar el nivel de excitación durante el sexo. Una respiración agitada aumenta la temperatura corporal y aumenta la excitación. Es importante que él aprenda a respirar de manera controlada y si le es posible, sincronizarla con la tuya.
Contraer los músculos pélvicos cuando se sienta que la erección está cerca es otra de las formas de prevenir eyacular precozmente. Interrumpir el flujo de orina, tal como lo hacen las mujeres durante los ejercicios Kegel, es una excelente manera de fortalecer el músculo pélvico.
Jalar los testículos suavemente hacia abajo y lejos del cuerpo es otra forma de ayudar a prevenir la eyaculación precoz. Apretar el pene justo debajo de la cabeza también puede demorar la eyaculación. Ambas son técnicas que pueden realizarse en pareja.
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