
Muere un ícono de la música: Etta James
La legendaria cantante de blues Etta James falleció, a los 73 años, debido a una leucemia, en el hospital comunitario Riverside de California. At Last, la canción que la llevó a la fama, perdura hasta el día de hoy como el ícono musical que definió el estilo, siempre en evolución, de esta extraordinaria intérprete, quien influyó decisivamente en el Rhythm and blues (R&B), el soul, el pop y el rock and roll.
Vocalistas de la talla de Janis Joplin o de la británica Joss Stone, famosa por su voz de mezzosoprano y sus emotivas interpretaciones, le deben su estilo a la singular Etta James, lo mismo que tantos otros cantantes como Mick Jagger o los Beatles, quienes reconocen la trascendencia de la cantante en la música.
A Etta James se le recordará también como la “chica mala” del R&B, por sus tormentosos romances, por la azarosa relación con su familia y el críspido trato a la industria de la música.
En su autobiografía, Rage to Survive, narra su predilección por las chicas malas…“tienen la pinta que a mí me gusta”. Etta aspira a ser diferente, rara, única, lleva el pelo teñido de rubio y lo estrafalario es el espejo de su propia personalidad.
Nace en Los Ángeles en 1938, en donde inicia su carrera interpretando temas gospel en el coro de la iglesia. A los cinco años canta en la radio bajo la tutela de su profesor James Earle Hines.
En 1950 se marcha a San Francisco en donde se presenta a una audición para la orquesta de Johnny Otis, de quien se convertiría en la vocalista principal. En 1960 decide ser solista y graba All I Could Do Is Cry, que alcanza en las listas de popularidad el nivel más alto hasta entonces de una composición de blues.
De ahí en adelante lo demás es historia de éxitos y alguno que otro tropezón. Sin embargo, su legado musical habla por sí mismo.
La acompañaron hasta el último momento sus hijos y esposo. Que descanse en paz.
Foto: Getty Images
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