
Semillas de calabaza: pildoritas de salud y sabor en tu cocina
Tanto si cultivas calabazas como si las compras en el mercado ¡que no se te ocurra tirar sus semillas! Primero, porque con las semillas de calabaza podemos hacer maravillas en la cocina y segundo, porque estarías echando a la basura pequeñas fuentes de grandes nutrientes y minerales tan beneficiosos para ti que te dejaré con la boca abierta.
La próxima vez que uses calabaza en la cocina, separa sus semillas, lávalas, sécalas bien, mézclalas con un poco de aceite de oliva y llévalas al horno, comal o sartén a fuego medio para tostarlas, removiendo siempre para que no se te quemen. También las encuentras ya secas en bolsitas en el supermercado, en la sección de hierbas secas o productos mexicanos. En ese caso ya estarán secas, solo las tuestas 1 minuto más para despertar su sabor y servirlas bien crujientes.
El resultado será un nutritivo y rico “snack” o un toque crujiente a las ensaladas o cereales del desayuno o hasta en el yogur. Las puedes moler y agregarlas a la mezcla de carne o vegetales de tus hamburguesas y te servirán también para espesar y dar sabor a una salsa de chiles secos o mole. Incluso, para agregar un toque crujiente a una crema, un puré y hasta en un arroz.
Te aseguro que amarás a estas chiquilinas… ellas son indispensables en la dieta de los vegetarianos por su alto contenido de zinc y hierro. El zinc es un antioxidante que refuerza el sistema inmunitario y, en el caso de los hombres, mejora la fertilidad y protege contra el cáncer y la inflamación de próstata. El hierro es bueno para la sangre y ayuda a combatir el cansancio. Ayudan a eliminar el colesterol “malo” e inhiben el desarrollo de las células de cáncer de mama, colon y próstata. Contienen omega-3, vitamina E y magnesio, que ayudan a prevenir enfermedades del corazón y son una buena fuente de nutrientes antiinflamatorios.
¿Qué mejor manera de aprovechar al máximo esta fruta? Si la calabaza ya te cautivó por su delicado sabor y su cremosa textura, ahora tienes una razón más para quererla en tu cocina. Ya sabes, ¡las semillas de calabaza no muerden!
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