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4 pasos para evitar que los problemas se hagan más grandes de lo que son

¡En esta vida todo tiene solución menos la muerte! Los problemas personales a veces los percibes más grandes de lo que realmente son, a tal punto que tu cuerpo lo reciente y se manifiesta a través de un dolor de cabeza, rigidez en los hombros, molestia en la espalda baja, dolor en las manos y hasta dolencias en las rodillas.

El psicólogo Alberto Rubín Martín asegura que existen 4 pasos para solucionar los problemas y evitar que se hagan más grandes de lo que realmente son. ¡Síguelos y evita sentirte mal físicamente!

1.Identifica el problema 

Es necesario que definas el problema en términos precisos si realmente deseas tomar la mejor decisión para resolverlo. Por ejemplo, si te sientes descontenta o aburrida de ir todos los días a tu trabajo, trata de definir qué cosas de tu trabajo no te gustan, qué pensamientos tienes en ese momento, qué te hace sentir mejor… Tienes que llegar a formarte afirmaciones claras como: “No me gusta mi trabajo porque mi jefe me grita”. Esto lo que hará es que obtengas información del problema basada en hechos y descrita concretamente.

2. Busca soluciones 

El especialista recomienda actuar de la siguiente forma:

-Intenta resolver tu problema de forma distinta. Si observas que no da resultado, lo mejor es que cambies de estrategia. Por ejemplo, si tu pareja no tiene habilidades de ahorro y te está pasando factura en tu economía, habla con él, pídele llevar una cuenta de ahorros o gastos en común, en la que aporten ambos la misma cantidad de dinero que les permita cubrir las necesidades. Si te sigues haciendo cargo tú de los gastos más importantes, llegará el momento en que ambos estén en crisis económica. ¡Nada bueno!

-Haz brainstorming: Di en voz alta todas las ideas que se te ocurran. Lánzalas “al aire”, pero no las evalúes porque si lo haces querrás eludir el problema. Muéstrate fuerte y ponles un ALTO a aquellas personas que te digan comentarios como: “No creo que eso te funcione” o “eso no sirve”.

-Pide ayuda profesional: Un psicólogo, sexólogo, asesor financiero… el especialista que mejor se adapte a tu problema es muy útil. Si no tienes dinero para ello, acude a una persona de confianza y con criterio. Pídele ayuda para salir de ese bache.

3. Toma decisiones 

Una vez que hayas dicho en voz alta o escrito las soluciones en una hoja de papel, evalúa cuál es la que mejor te conviene y toma una decisión. Elige la más viable y la que mejores beneficios te dará. Para saber elegir  entre todas las alternativas que has generado, te puedes fijar en los siguientes criterios:

-La alternativa que en mayor grado resuelva tu problema.

-La alternativa que menor esfuerzo y menos tiempo requiera.

-La que mejor bienestar emocional te provoque.

Ten en cuenta que no debes limitarte a una simple solución, sino que tienes libertad de escoger inclusive dos.

4. Ponlas a funcionar 

Cuando tengas tu estrategia más adecuada, ponla a trabajar; pero si las cosas no salen bien a la primera, no la abandones. Si ves que las cosas se complican demasiado y que no te acercas a la solución, vuelve al paso anterior y prueba una estrategia diferente. Por lo general, existen varios caminos que llegan a la meta; sin embargo, no pretendas hacerlo siempre a la primera.

¡TOMA EN CUENTA! 

Cuando enfrentes un problema, la actitud que tienes ante él es importante. Trata de asumirlo de forma positiva y cree en tus capacidades. A veces no es necesario saber mucho para resolver bien un problema. Basta con tener “cabeza fría”, se vale sentir miedo, pero no abandonar a la primera. Aprender a resolver problemas es un proceso lento que da frutos con el tiempo; no obstante, cuando notes los progresos sentirás una gran satisfacción y alivio.

 

 
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