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Una lección de amor y mucha paciencia

En una edición reciente de Men’s Vogue, el aclamado periodista Charlie LeDuff escribe un apasionante ensayo sobre su experiencia como “amo” de casa y  de cómo cambió su excitante puesto como corresponsal de guerra para el New York Times por el de niñero de su bebita de 11 meses cuando su esposa decidió volver a trabajar. El artículo, aunque está disponible solo en inglés, resulta apasionante, pues el escritor se abre totalmente sobre su experiencia, a ratos frustrante, pero en general totalmente satisfactoria.

En su narrativa, LeDuff nos cuenta la tremenda tristeza que sufrió cuando no pudo atender el nacimiento de su hijita, que llegó antes de tiempo, pues estaba de viaje reporteando una historia al otro lado del planeta. Tan pronto su esposa encontró una excelente oportunidad de trabajo, LeDuff renunció al New York Times para dedicarse de tiempo completo a su hijita. ¿El resultado? Nos habla de cómo disfruta cada minuto de verla crecer y estar al tanto de sus más mínimos progresos, aunque a veces reconoce la frustración de no estar trabajando y sentirse solo de vez en cuando.

Una de mis partes favoritas es cuando LeDuff nos presenta a José, un pintor que esaba trabajando en su vecindario, y quien le dio las mejores palabras de aliento que pudo haber esuchado: “El mundo entero está en sus brazos, amigo”, le dijo al tiempo que señalaba la carriola donde estaba su bebé. “Esa pequeña niña lo es todo; su mundo, su futuro y su sangre. Un hombre, si es un hombre de verdad, hace lo que le pide Dios: honrar a su familia”.

Foto: Jupiterimages/ Getty Images

–Laura Martínez

 
 
 
 
 
 
 

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