Alimentos que parecen y no son

Recuerdo que cuando estaba recién llegada a los Estados Unidos traté de colgar un cuadro en mi primer apartamento y recibí una importante lección sobre mi nueva realidad, entonces me vinieron a la mente un par de refranes para expresar lo que había aprendido: no todo lo que brilla es oro y las apariencias engañan. Con un suave golpe de martillo, el clavo se hundió y casi desapareció a través de la pared de paneles, como si fuera la estructura de un set de filmación en una vieja película del Oeste.

Luego tuve muchas experiencias similares, y poco a poco he ido aumentando mi lista de “falsos productos”, que me resulta útil, sobre todo, a la hora de hacer mis compras en el supermercado. Porque, aunque algunos de esos imitadores son inofensivos y hasta saludables, otros recurren a ingredientes o procesos dañinos para la salud, o sencillamente se alejan tanto de lo natural que dan un poco de miedo, como el polvo no lácteo que se vende para añadir al café y que tiene propiedades combustibles.

Hace poco escuché a un nutricionista definir estos productos y otros de características similares como “sustancias comestibles con apariencia de alimentos”, y me pareció muy acertado. Después de todo, tengo que confesar que el eslogan de I can’t believe is not butter no ha tenido en mí el efecto deseado porque siempre “he creído”, por supuesto, que la margarina no es mantequilla.

Estos son algunas de las estrellas de mi lista de impostores:

Margarina, con sabor y aspecto de mantequilla
Edulcorantes artificiales granulados, como el azúcar
Crema en polvo para el café: es polvo, pero no es crema
Mayonesa sin huevo
Café sin cafeína
Cerveza o vino sin alcohol
Leche de soja

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