
Para mejorar tu dieta: Carnes con etiqueta nutricional
A pesar de que cada vez contamos con más información acerca de nuestras opciones nutricionales, todavía no les sacamos el máximo provecho. Nada mejor que las etiquetas para ilustrar esta realidad: solo un pequeño por ciento de los consumidores leen con atención el contenido de los productos y los tienen en cuenta para incorporarlos o no a su dieta. Con algunos alimentos la situación es todavía más compleja, porque damos por sentado que son lo que son y nada más, pasando por alto los detalles.
Se tiende a pensar que las carnes y las aves no procesadas, por ejemplo, son todas iguales, sin prestarle mucha atención al contenido nutricional o al por ciento de grasas. En el peor de los casos, un simple corte de res o un pollo congelado pueden tener otros ingredientes que ayudan a su conservación, a hacerlos más suaves o a intensificar el sabor. En el mejor de los casos, nos seduce el número de carne magra, pero no pensamos en cuánta grasa saturada vamos a consumir en el por ciento restante.
Desde el 1 de marzo de este año, entró en vigor una nueva serie de regulaciones del USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) para el etiquetado de las carnes y las aves que, si nos animamos a leer y analizar etiquetas, pueden ayudarnos a mejorar nuestras dietas. A partir de esa fecha es obligatorio presentar la información nutricional en los productos cárnicos, algo que solo era opcional desde 1993. Ahora encontraremos en los paquetes de carne (o en carteles en el área donde se preparan y se venden en el supermercado), las mismas etiquetas con información nutricional que aparecen en otros productos. Se incluirán datos sobre las calorías, la proteína, la cantidad de grasa y de sodio. La información va a estar delante de tus ojos. ¡Léela con atención y opta por las opciones más saludables!
Foto: iStockphoto
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