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La sal de la vida

¿Has intentado o te has visto obligada alguna vez a comer sin un tantito de sal? Ya sea por costumbre o por la reacción química en los receptores de sabores básicos, cuando comemos sin sal es como si la comida careciera por completo de sabor.

La sal ha estado presente en la cultura humana desde hace miles de años, como condimento y como medio de preservación de los alimentos. El compuesto químico cloruro de sodio, conocido como sal común, es imprescindible para la vida animal, pero el consumo excesivo de sodio puede ser nocivo y acarrea un sinfín de efectos negativos como el aumento de peso y la hipertensión.

La sal para consumo humano se puede obtener del mar, de manantiales, de una roca llamada halita e incluso de ciertas plantas, y existen también diferentes niveles de procesamiento. La sal marina y la sal Kosher son menos procesadas y contienen algo menos de sodio, por lo cual podrían considerarse un poco más saludables.

También debes tener presente que el sodio que se debe regular en la dieta no solo está presente en la sal, sino también en otra serie de alimentos y conservantes como el glutamato monosódico. Pero no es necesario que elimines la sal por completo de tus platos para proteger la salud, sino de encontrar maneras de regular su ingestión sin comprometer el disfrute de la comida.

Foto: iStockphoto

 
 
 
 
 
 
 

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